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Justicia y Paz: Boletín de la Comisión Internacional de Justicia y Paz

Los Agustinos a la ONU

Comisión Internacional de Justicia y Paz

50 Aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos

Capítulo II El Programa: Cultura de la Paz de UNESCO

Capítulo IIIProyecto: Hacia una Cultura de la Paz

Conclusión

Comentarios o Preguntas

Harán arados de sus espadas

Harán arados de sus espadas
y sacarán hoces de sus lanzas
Una nación no levantará la espada contra otra,
y no se adiestrarán para la guerra. Pueblo mío ven: caminemos a la Luz de Yavé

Hacia una Cultura Global de Paz


Documento de trabajo preparado por el Programa Cultura de Paz (CPP)

UNESCO -- Manila, las Filipinas, Noviembre de 1995


I. INTRODUCCIÓN

En los umbrales del siglo XXI, la humanidad misma constituye la más grande amenaza a su propia existencia. La proliferación de armas nucleares de la Guerra Fría ha cedido su lugar a una perspectiva igualmente consternante: la amenaza constante de conflictos étnicos, la violencia y la inestabilidad entre y en el interior de los países. Los efectos derivados incluyen la degradación del medio ambiente, la pobreza, la superpoblación, las migraciones y los desplazamientos masivos, así como los costos sociales de poblaciones asediadas y heridas por la guerra, carentes de la infraestructura o la voluntad para construir sobre la destrucción y los trastornos ocasionados por la guerra.

En todo el mundo, las comunidades desgarradas por la guerra buscan bías para restaurar la paz y la justicia social. En este contexto, la paz debe percibirse como un proceso más amplio y dinámico. La paz demanda relaciones no violentas no sólo entre los Estados, sio también entre los individuos, los grupos sociales, entre un Estado y todos sus ciudadanos, así como entre los seres humanos y su medio ambiente.

La humanidad, trabajando global y localmente, tiene la capacidad de transformar la amenaza y la dificultad en desafío, cooperación y crecimiento. Los nuevos problemas pueden ser resueltos por individuos e instituciones que aprenden nuevas actitudes y comportamientos, y que actúan con un espíritu de solidaridad y colaboración. Junto con las acciones a nivel de las tradiciones locales y las instituciones nacionales, las acciones a escala internacional -- mediante un sistema de las Naciones Unidas revitalizado y más democrático, así como por medio de las organizaciones intergubernamentales y de otras agencias internacionales -- se deben utilizar para promover y proseguir la paz.

Ya existen signos de progreso: Las Naciones Unidas son más emprendedoras; la sociedad civil se está movilizando por medio de miles de organizaciones no gubernamentales que articulan sus esfuerzos a nivel local con aquéllos realizados a nivel mundial.

El mandato de la UNESCO es y siempre fue construir las defensas de la paz en las mentes de los hombres y mujeres. Es en este espíritu que ella está conduciendo la promoción de una cultura de paz. El objetivo de una cultura de paz es un mundo el que la rica diversidad de culturas sea motivo de valorización y cooperación; la UNESCO considera que cada persona puede desempeñar un papel en este proceso.

La UNESCO ha asumido la cultura de paz como el tema de un nuevo programa y un nuevo proyecto transdiciplinario. Dentro de este proyecto, en el Programa Cultura de Pan (PCP) convergen todos los sectores de la Organización en un esfuerzo común que involucra a todas sus esferas de competencia (educación, ciencia, cultura y comunicación) como instrumentos esenciales para construir una cultura de paz en cooperación con otros socios en todo el mundo.

Este documento pretende sintetizar el concepto "cultura de paz" y explorar cómo el Programa Cultura de paz de la UNESCO se puede construir sobre sus cimientos y convertirse en un componente esencial del movimiento mundial por la paz. Como el concepto mismo, este documento es orgánico, y afina y revisa sus objetivos basándose en los logros o modificaciones de su metodología inicial. Se espera sinceramente que todos los que están comprometidos en la prosecución de una paz duradera contribuyan al desarrollo de este documento y de la filosofía que lo subtiende.

Cultura de paz: un concepto en evolución

Aunque sus principios fundamentales son claros, "cultura de paz" es un concepto complejo que todavía sigue evolucionando y desarrollándose como resultado de la práctica. La cultura de guerra ha permeado todos los aspectos del comportamiento humano, incluso de maneras de las que no somos conscientes. Por lo tanto, una cultura de paz también transformará todos los aspectos del comportamiento humano, tanto individual como institucional, de maneras que aún no pueden ser totalmente previsibles.

La UNESCO es plenamente consciente de la necesidad de apoyar un movimiento mundial que está transformando firmemente una cultura de violencia en una cultura más propicia para la paz. La Organización considera que en la familia de las Naciones Unidas ella ocupa un lugar estratégico para promover, fortalecer y difundir este mensaje de paz y comprensión mutua con el que se identifica la cultura de paz.

El desafío más inmediato y visible es encontrar nuevos métodos para enfrentar los problemas creados por la actual situación mundial. La UNESCO está reorientando sus estrategias operacionales teniendo en cuenta esta sistuación, y está buscando modos nuevos y apropiados para reforzar los constructos de la paz en la mente de hombres y mujeres.

Principios básicos

Una cultura de paz se basa en valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida que refuerzan la no violencia y el respeto de los derechos y libertades fundamentales de cada persona. Ella depende de la observancia y aceptación del derecho de las personas a ser diferentes y de su derecho a una existencia pacífica y segura dentro de sus comunidades.

El movimiento de una cultura de paz, como un gran río, se nutre de diversas corrientes -- de cada tradición, cultura, lengua, religión y perspectiva política. Su objetivo es un mundo en el que las culturas que constituyen esta riqueza vivan juntas en una atmósfera marcada por la comprensión, la tolerancia y la solidaridad intercultural.

En un mundo caracterizado por la diversidad, el conflicto seguirá formando parte de la vida misma. En vez de temer el conflicto, debemos aprender a valorarlo y a cultuvar su aspecto positivo no violento -- el coraje, el heroísmo, la creatividad, el restablecimiento de la justicia. Como se afirmó en el debate del Consejo Ejecutivo de la UNESCO cuando el Programa Cultura de Paz se presentó por primera vez en 1992 "los conflictos son inevitables, necesarios y pueden incluso ser beneficiosos al suscitar la innovación, la actividad, la identidad y la reflexión. Pero los beneficios dependerán de nuestra capacidad para manejar los conflictos, para resolverlos equitativamente e impedir sus manifestaciones violentas destructivas".

La creación de una cultura de paz se caracteriza por la coparticipación y la libre circulación de la información. El secreto, las restricciones a la libertad de información y expresión, así como el uso exclusivo del conocimiento para obtener ganancias y poder formaron parte de una cultura en la que el "otro" es percibido como objeto de explotación o enemigo potencial. Por consiguiente, las medidas que aseguran la transparencia constituyen una importante contribución.

Una cultura de paz no se puede imponer desde el exterior. Se trata de un proceso de largo plazo que crece a partir de las creencias y las acciones de las propias personas, y se desarrolla de manera diferente en cada país y región, dependiendo de su historia, culturas y tradiciones. Por lo tanto, la información sobre las iniciativas de una cultura de paz y otras actividades relevantes deben ser accesibles a cada región y país para que sean utilizadas en la medida en que son adecuadas para ellos.

La plena participación y el fortalecimiento de las mujeres es esencial para el desarrollo de una cultura de paz. La cultura de guerra impuso a la mujer una serie de desafíos y desventajas. Madre sola, proveedora úncia, objetivo civil, refugiada, ciudadana desprovista de poder, viuda, huérfana; todos estos son papeles que las mujeres han sido obligadas a asumir. El conocimiento y las competencias para sobrevivir que las mujeres han desarrollado a pesar de estos obstáculos son esenciales para la reconstrucción de sociedades viables y comunidades estables. Las mujeres tienen un profundo interés en una cultura de paz y son copartícipes importantes en el proceso de restauración y reconciliación en los niveles local, nacional e internacional.

Cuestiones relacionas

La creación de una cultura de paz constituye un vasto proyecto, multidimensional y mundial en cuanto a su alcance. Está relacionado con la seguridad económica y el desarrollo; la seguridad política y la democracia; el costo-efectividad y la conversión económica; y el desarrollo de una solidaridad mundial.

La seguridad económica y el desarrollo son fundamentales. La paz sólo se puede asegurar cuando las personas están libres del miedo al hambre. Por consiguiente, las diversas iniciativas para una cultura de paz deben vincular la paz con el desarrollo endógeno, equitativo y sustentable. Si el desarrollo no es endógeno, se corre el riesgo de que contraríe e incluso perturbe el contexto cultural y económico tradicional de las vidas de las personas. Si no es equitativo, puede perpetuar injusticias que conducen a conflictos violentos. Si no es sustentable, puede perjudicar e incluso destruir el medio ambiente y las estructuras sociales existentes.

La seguridad política y la democracia se pueden obtener mediante instituciones y comportamientos que aseguren que los conflictos inherentes a todas las sociedades humanas no destruirán la integridad y el efectivo funcionamiento de la sociedad. Mientras que en el pasado la estabilidad política se aseguraba teniendo como último recurso la amenaza de la fuerza militar, hoy se obtiene mediante sistemas de democracia participativa. En estos sistemas, el conflicto se maneja gracias a una combinación de participación, diálogo, mediación y compromiso, y se buscan soluciones políticas de las que todos se pueden beneficiar.

El costo-efectividad de la paz debe ser por lo menos tan grande como el de la guerra, a fin de eliminar la ventaja compartiva de la cultura de guerra. Esto es importante porque la guerra ha probado ser un útil generador de ganancias, ya sea en términos de recursos humanos o materiales, o, más recientemente, de lucrativas ganancias gracias a la producción y el comercio para la guerra.

La conversión de la producción y el comercio militar hacia otros de carácter civil es necesaria porque puede hacer disponibles los recursos para programas de desarrollo humano requeridos para brindar seguridad económica y política. Este "dividendo de la paz" podría ofrecer, por ejemplo, los recursos requeridos para financiar programas nacionales de cultura de paz. Por consiguiente, las iniciativas destinadas a lograr el control del comercio de armas y la conversión de la producción militar en producción civil revisten una importancia capital.

Solidaridad mundial. Mientras que la cultura de guerra promueve la solidaridad contra un enemigo constituido por otro grupo, o nación, la cultura de paz promueve la solidaridad de toda la gente contra las amenazas comunes a su seguridad. Ella demanda a cada uno que vea al otro como un aliado en una lucha colectiva por la paz y que cada uno trabaje con el otro para consolidar e implementar sus respectivas acciones por la paz.

En síntesis, una cultura de paz es un cuerpo creciente de valores, actitudes, comportamientos y estilos de vida compartidos basados en la no violencia y el respeto de los derechos y libertades fundamentales, en la comprensión, en la tolerancia y la solidaridad, en la coparticipación y la libre circulación de la información, así como en la plena participación y fortalecimiento de las mujeres. Si bien no niega los conflictos que emergen de la diversidad, exige soluciones no violentas y promueve la transformación de la competición violenta en cooperación para el logro de objetivos compartidos. Es tanto una visión como un proceso multidimensional y global, que está articulado con el desarrollo de alternativas positivas a las funciones previamente desempeñadas por la guerra y el militarismo.