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La Orden en América Latina (Prior General)

Evaluación del Proyecto Hipona

Luces y Sombras del Proyecto

Oraciones sobre Luces y Sombras
Región Sur

 

Lunes 11

Martes 12

Miércoles 13

Jueves 14

Viernes 15

 

Logotipos de los Encuentros


 

 

 
EVALUACIÓN DEL PROYECTO HIPONA
Síntesis

Encuentro del Proyecto Hipona
Buenos Aires 2007
Caminando Unidos para que Nuestros Pueblos
Tengan Vida en Cristo



Si consideramos que el “Proyecto Hipona” ha sido en realidad, más que un solo proyecto, una herramienta para que cada Circunscripción elaborase progresivamente el suyo propio, nos daremos cuenta de que no resulta fácil hacer una evaluación global de un Proyecto tan complejo, con diferentes características en cada circunscripción y desarrollado durante tanto tiempo.

Ya el Prior General nos ha ofrecido su visión personal sobre la situación actual de la Orden en América Latina, desde su experiencia y a la luz de los datos de la encuesta realizada entre octubre y febrero del 2007 a todos los religiosos profesos del Continente. Nosotros intentaremos en este momento ofrecer una evaluación final del Proyecto, con sus luces y sombras, a partir básicamente de los datos obtenidos de dos fuentes: la evaluación realizada por los participantes en los Ejercicios espirituales del año 2007 y la enviada oficialmente al EAC este mismo año por cada Circunscripción. La primera de ella recoge la impresión de las bases, aunque sólo llegaron a Roma las respuestas de cuatro circunscripciones, representativas no obstante de las regiones Norte, Centro y Sur de América Latina. La segunda, realizada conjuntamente por el EA y el Consejo de cada circunscripción (respondieron 18, es decir, todas menos una), contiene un análisis bastante serio de los resultados del Proyecto y ofrece datos importantes para su evaluación global.
I
Para mayor claridad, organizaremos los datos obtenidos en cuatro apartados, sintetizando en cada uno de ellos las luces y sombras o aspectos positivos y negativos:

1.- ESPIRITUALIDAD

El Proyecto Hipona es ante todo un proyecto de espiritualidad, que busca la renovación de la vida de la Orden en América Latina a través de un proceso de conversión y revitalización de la vivencia de nuestro carisma agustiniano al servicio de la Iglesia.

Las evaluaciones realizadas subrayan y reconocen que el Proyecto Hipona:
- ha supuesto una toma de conciencia y un impulso en relación con la necesidad de revitalizar la espiritualidad y vivir en actitud de cambio y conversión constantes;
- ha ayudado a profundizar en el conocimiento de la naturaleza y exigencias de la espiritualidad agustiniana;
- ha promovido una espiritualidad más encarnada e inculturada, atenta a los desafíos de la realidad y a las opciones de la Iglesia local;
- ha ayudado a recuperar y revitalizar en la práctica los ejercicios espirituales anuales y los retiros o convivencias comunitarias, especialmente en los tiempos fuertes, así como la preocupación por la formación permanente;
- ha llamado a recuperar el espíritu y la práctica de la oración personal y comunitaria.

Se reconoce igualmente que todavía hay una gran distancia entre el ideal y la realidad, por lo que en ocasiones la pretendida revitalización espiritual ha quedado sólo en los papeles, sobre todo en lo referente a:
- la superación de las resistencias ante el cambio y la conversión, con actitudes de rechazo o indiferencia
- la oración verdaderamente comunitaria: rezamos juntos con relativa frecuencia, pero nos cuesta compartir la fe y la experiencia de Dios
- la práctica de ciertos medios como la lectura frecuente de la Regla, la revisión de vida/corrección fraterna, la formación permanente.

2.- VIDA DE LA COMUNIDAD

La vida de la comunidad ha sido, intencionalmente, el primer nivel de acción y la primera área de impacto del Proyecto Hipona. A la hora de evaluar sus efectos en este área prioritaria se destaca con unanimidad:

- la mayor preocupación por los otros y el desafío de buscar caminos conjuntos;
- un mejor nivel de diálogo, confianza y fraternidad;
- aumento de la práctica de actos comunitarios (oración, convivencia, programación);
- fortalecimiento y enriquecimiento de la celebración del capítulo local como medio de formación permanente, comunicación y revisión de vida;
- realización comunitaria de la programación de vida y las decisiones más importantes
- mayor sentido de pertenencia a la Orden y de diálogo/colaboración entre comunidades y circunscripciones;
- decisiones concretas en orden a fortalecer y preservar la vida comunitaria: reorganización de comunidades para que los hermanos no vivan ni trabajen solos, días comunitarios de convivencia y descanso, uso frecuente de “Hacia la santidad comunitaria” y otros subsidios.

Parece crecer por lo tanto el convencimiento de que la vida común es nuestra prioridad y parte esencial de nuestra identidad, pero por supuesto también con deficiencias en la vivencia de nuestro ideal comunitario:

- no todos están convencidos del sentido y el valor de la santidad comunitaria;
- se dan limitaciones y carencias en las relaciones humanas;
- hay dificultades por el escaso número de hermanos en las comunidades o las circunscripciones, la tendencia al individualismo y activismo, los casos de falta de interés y participación;
- presencia a veces formal y pasiva en los eventos comunitarios, en las actividades de la circunscripción y de la Confederación de religiosos.

3.- ACCIÓN PASTORAL

En las evaluaciones recibidas se ha hecho notar la manera en que el Proyecto Hipona ha influido para que la santidad comunitaria incida en la actividad pastoral:

a. En la vida de la comunidad agustiniana misma:
- esfuerzo por constituir comunidades con mayor acogida y apertura hacia los demás (manifestada en la comunión solidaria y corresponsable de bienes espirituales y materiales)
- elaboración y evaluación del plan anual del apostolado y distribución comunitaria de las actividades: planificación desde un creciente espíritu comunitario y participativo, considerada como algo particularmente agustiniano que enriquece nuestra actividad pastoral;
- aprecio por nuestro carisma, que se hace notar en el esfuerzo por crear y acompañar a las fraternidades agustinianas e implicarlas en el apostolado de la comunidad.
b. En la relación de la comunidad agustiniana con la gente a quien estamos llamados a servir:
- se hace notar en nuestras actividades apostólicas la alegría de vivir y compartir con los demás nuestras opciones de vida y compromisos, particularmente en la creciente sensibilización a la opción fundamental por los pobres;
- ha mejorado el diálogo y la atenta escucha entre nosotros y la gente;
- mayor conciencia de que la acción pastoral desde la comunidad sirve para ayudar a construir comunidad de fe viva en cualquier apostolado;
- ejemplos de esto son la celebración de fiestas agustinianas con el pueblo, la formación de laicos agustinos, nuevas capillas con nombres agustinianos, la enseñanza de la cátedra agustiniana en los colegios (aunque sea incipiente), la capacitación en la espiritualidad agustiniana del profesorado y la elaboración habitual del ideario agustiniano.
- numerosas iniciativas nuevas que demuestran mayor sensibilización a la opción por los pobres, desde proyectos de alfabetización, casas para drogadictos y cooperativas de reciclaje de papeles hasta departamento de acción social en los colegios y reglamento de administración económica que incluye un porcentaje de los ingresos para los pobres.
c. En la comunión con la Iglesia local:
- mayor colaboración con trabajos diocesanos y la promoción de la pastoral de conjunto, siempre con un mayor matiz agustiniano;
- participación en la reuniones del clero de la diócesis, evaluada con un promedio de 8 en una escala de 0 (mínimo) a 10 (máximo):
- participación de la pastoral de conjunto de la diócesis, evaluada con un promedio de 8;
d. Se puede sintetizar las evaluaciones de este nivel indicando que la santidad comunitaria ha influido muy positivamente en la pastoral que realiza la comunidad pero, cuando sobresale el individualismo o el activismo, su influencia ha sido menor. De forma particular se hace mención de la necesidad de aprender más sobre la planificación, sobretodo de aprender a hacer una buena evaluación. Además, se nota la necesidad de desarrollar todavía nuevos modos de presencia frente a los nuevos desafíos pastorales.

4.- ALGUNOS PUNTOS SIGNIFICATIVOS
Por su importancia, merecen destacarse los siguientes:
- El Proyecto ha creado mayor comunicación entre las circunscripciones, por ejemplo el equipo de ejercicios, intercambio de personal y otros. Nos ha ayudado a entender que la Orden va más allá de nuestra circunscripción, participación en los proyectos comunes de formación inicial y permanente.
- Temas olvidados o difíciles de abordar se han puesto sobre la mesa de discusión.
- El estudio conjunto de nuestra realidad, nos ha ayudado a ubicarnos y permitir una respuesta más inculturada y más agustiniana.
- Nos ha ayudado a salir un poco más de la sacristía o la sala de clase para tomar una mayor conciencia más real de vivir la justicia y la solidaridad en práctica.
- El Proyecto ha facilitado en varias circunscripciones la creación o fortalecimiento de la Familia Agustiniana entre quienes compartimos la misma espiritualidad.
- Se ha dado una gran toma de conciencia de la “vocación agustiniana”. Nos ha ayudado a poner en la mira la promoción vocacional y la formación permanente en nuestra espiritualidad agustiniana.
- Un incremento notable de publicaciones agustinianas (historia, documentos, subsidios pastorales y espiritualidad).

II
Si después de este análisis más detallado quisiéramos tener una visión de conjunto de la marcha del Proyecto Hipona y sus resultados, podríamos quizás resumirla así:
• Tras la Asamblea de Conocoto, la mayoría de las circunscripciones (más del 60% en un primer momento) fueron entrando progresivamente en el proceso, con actitud positiva e incluso con entusiasmo y creciente participación. Los EA asumieron su tarea, y el Proyecto de renovación y revitalización se fue elaborando a buen ritmo, especialmente en el periodo comprendido entre la Asamblea de Hipona (1996) y Lima (1999).
• En un segundo momento, más o menos en torno a los años 2000-2001, se detecta una situación de cansancio y estancamiento. El intento de acelerar el ritmo del proceso para terminar la segunda etapa antes de la Asamblea de Bogotá y el Capítulo General (2001) no dio buen resultado: se critica la metodología, se incumplen los plazos de redacción de documentos, se pierde bastante del entusiasmo inicial. No obstante, el dinamismo del proceso va llegando a casi todas las circunscripciones.
• A partir del 2001, después de la “fase intermedia” programada para solucionar la anterior situación y con un mayor protagonismo de las circunscripciones, comienzan a aparecer resultados prácticos y operativos. Todas las circunscripciones elaboran programas (objetivos) y planes (acciones) en los séis niveles prioritarios: vida interna de la comunidad, apostolado, formación inicial y permanente, gobierno, renovación y espiritualidad, uso de los bienes materiales. Naturalmente, la efectividad de esta etapa operativa es desigual, con logros y fallas (según la evaluación realizada en Sao Paulo, 2003) y con diferencias a veces notables entre las circunscripciones. En algunas se dan cambios significativos, en varias se incorporan las programaciones del Proyecto a los programas capitulares, en otras quedan más en el papel.
• Además de los datos concretos analizados ya anteriormente, podríamos señalar todavía dos puntos de reflexión y evaluación global:
1. Evidentemente, el Proyecto Hipona ha influido de forma positiva en la vida y la acción de los Agustinos en América Latina, con un impulso renovador en la espiritualidad, la vida comunitaria y el trabajo pastoral. Ha servido además para potenciar entre nosotros los eventos de la vida de la Orden acaecidos durante estos años (Capítulos Generales Intermedios y Ordinarios, Jubileo Agustiniano).
2. Sería ingenuo pretender que el Proyecto ha conseguido el 100% de lo programado o querer ignorar las dificultades reales con las que se ha enfrentado: actitudes de rechazo, indiferencia y falta de participación; reacciones contrarias al cambio y a la conversión; problemas concretos de las circunscripciones y de la metodología del Proyecto. Pero parte importante de la perspectiva adecuada para hacer una evaluación global sería preguntarnos: ¿cuál sería actualmente la situación de la Orden hoy en América Latina si no hubiera existido el Proyecto Hipona? Podemos decir con certeza y humildad que, a pesar de las dificultades mencionadas, la tendencia fundamental actualmente predominante entre los agustinos de América Latina favorece la continuidad en el proceso de revitalización.

III
Por todo ello, estamos reunidos aquí principalmente para orar y celebrar, agradeciendo al Señor lo que ha hecho durante estos años en nosotros y por medio de nosotros, presentándole con humilde gratitud los frutos de su gracia y del esfuerzo generoso de muchos hermanos y comunidades. Y pidiéndole que nos ilumine y acompañe para continuar “promoviendo en la Iglesia inmersa en la sociedad un dinamismo de conversión y renovación permanentes por nuestro testimonio de santidad comunitaria”. El Proyecto Hipona finaliza, pero no puede terminar nuestro compromiso de continuar “caminando unidos para que nuestros pueblos tengan vida en Cristo”.