ENCUENTROS DE FORMADORES OALA
1977-1994
Introducción
Febrero de
1977- Lima
Abril
de1980- Cochabamba
Enero
de1981- Buenos Aires
Diciembre
de1986- Caracas
Enero de
1988- Conocoto
Julio de
1991-
San José
Julio de
1993- Bogotá
Septiembre
de 1994- Lima
CONCLUSIÓN-
El Hilo Conductor de los Encuentros de Formadores
|
Reunión de Formadores
de América Latina
Documentos de los Encuentros
de Formadores en América Latina
PRESENTACIÓN
Uno de los anhelos más reiteradamente expresados, en
nuestros Encuentros de Formadores, es el de que éstos
superen su cualidad de `eventos' pasen a ser hitos de un proceso
continuado, en pos de objetivos comunes, que se han ido perfilando
más y más en los últimos años.
En los Encuentros de San José-1991 y Bogotá-1993,
algunos de los hermanos de más larga trayectoria en la
asistencia a los Encuentros de Forrnadores, o que se han tomado
la molestia de leer sus documentos finales, hicieron notar que,
en cada encuentro, dábamos vueltas en círculo
a los mismos tópicos de los encuentros anteriores, sin
que los últimos aportaran gran cosa a los anteriores
y sin avances efectivos concretos. Se tomó así
la determinación de elaborar una carpeta con los documentos
de todos los Encuentros habidos hasta el momento, con destino
a todos !os Formadores.
La tarea no ha sido sencilla. Sin duda, porque no somos precisamente
un modelo de organización. Y a la hora de rescatar los
más antiguos, constatamos que en pocos lugares se han
tomado la molestia de conservar una colección completa
del Boletín OALA, que fue publicando esos documentos.
Agradecemos al P. Luiz Pinheiro su ofrecimiento espontáneo
para conseguirlos todos. La conmemoración los 25 años
de la fundación de OALA, es un momento particularmente
oportuno para poner en manos de los Superiores Mayores y de
los Formadores el itinerario recorrido por estos últimos,
plasmado en la ya larga cadena de documentos de sus Encuentros.
Suman, en total, ocho. Hubo un encuentro más, de que
tengamos conocimiento, en Panamá; pero sólo respondieron
cinco a la convocatoria y, prácticamente, hubo de ser
cancelado.
La evaluación final del proceso vivido por los Formadores-OALA,
durante estos 25 años, es ambivalente: Por una parte,
es indiscutible que hemos abierto camino: se han derribado fronteras,
allanado aislamientos provincialistas, forjado sentido de Orden,
consolidado nuestra identidad de Agustinos, unificado nuestra
visión de cosas y nuestras líneas de acción
y estrechado nuestra fraternidad. Pero, por otra parte, vemos
con decepción que, en la serie sucesiva de encuentros,
se han manejado muy bellas ideas, se han asumido determinaciones,
se han elaborado proyectos, pero son muy escasos los que se
han concretado y llevado a la práctica.
Con frecuencia, hemos expresado un clamor de impotencia. Los
formadores somos "pueblo': carecemos de `poder de decisión'.
Y no siempre es fácil encontrar eco en aquellos que realmente
!o tienen: los Superiores Mayores y las Comunidades. Ha sido
una preocupación constante en los Encuentros: Cómo
implicar a cada Comunidad y a cada Superior.
A este fin, en el último Encuentro se me ha comprometido,
como actual coordinador de área, a hacer llegar estos
documentos a los Equipos de Formación; y a los Superiores
Mayores, así como a los próximos responsables
de OALA. Es una *llamadas, respetuosa y humilde, pero enfática:
Tras la lectura de estos Documentos, resulta significativo que,
habiendo funcionado de ordinario, como acontecimientos-isla,
sin conexión práctica de unos con otros, en todos
ellos se detecta un listado uniforme de anhelos y aspiraciones,
de desafíos a afrontar, de problemas que es urgente superar,
de desafíos que es necesario afrontar. Al final, resumimos
este listado, eje conductor de
nuestros encuentros. Es, entonces, el clamor del `pueblo', revelador
de los `signos del presente", que son `signos del Espíritu*,
y, por consiguiente, 'llamada' dirigida, en buena parte, a tos
que poseen el 'poder de decisión'. A fin de cuentas,
el problema vocacional y de formación no es de los formadores:
Es prioridad reconocida de toda la Comunidad Agustiniana.
Por último, quiero transmitir una preocupación
más de los formadores. Estamos en vísperas de
elección de una nueva Directiva de OALA. Y queremos rogar
a los nuevos Responsables que procuren retomar el proceso recorrido
por los Formadores, desde la etapa en que se encuentra; sin
la tentación de partir de cero, o ignorando el camino
ya recorrido. A ellos van destinada, especialmente, esta colección
de Documentos.
Que entre todos hagamos posible y realizable la gran utopía
del `vivir unánimes, teniendo un alma sola y un solo
corazón hacia Dios', particularmente en nuestro Continente
Latinoamericano.
Santiago de Chile, a 12 de octubre de 1994.
Francisco Galende F., osa. Coordinador de Vocaciones y Formación
LOS ENCUENTROS DE LOS FORMADORES OALA
INTRODUCCIÓN
LA FORMACIÓN: PIEDRA DE TOQUE DE LA REVITALIZACIÓN
DE LA ORDEN
La idea de recopilar los documentos EN AMÉRICA LATINA
de los Encuentros y Cursos del Area de Promoción Vocacional
y Formación de la OALA se propuso en el Encuentro de
San José de Costa Rica (1991), y fue retomada en Santafé
de Bogotá (1993).El propósito de esta "Carpeta
Acumulativa", es ofrecer a los Superiores Mayores y Equipos
de Formación un instrumento que pueda ayudar en el "proceso
de continuidad de los Encuentros de Formación" de
la OALA.
La preocupación por las vocaciones y el proceso formativo
son una constante en casi todas las Asambleas del Consejo y
Reuniones de la Secretaría General de la OALA, anteriores
y concomitantes a los Encuentros específicos del área
(Cf. Por los Caminos de América", pags. 63-ó;
90-93; 101-102). Los resultados de los dos primeros encuentros
sobre el tema están recopilados en la obra sobrecitada
y los demás (no todos), dispersos en los boletines de
OALA. Según los datos de que disponemos, éstos
son los encuentros que hasta el momento fueron realizados por
la OALA sobre el fundamental y alardeado reto de la promoción
vocacional y de la formación:
1. Encuentro de Lima: 07-12 de febrero de 1977
2. Encuentro de Cochabamba: 5 de abril de 1980 (de formadores
y formandos). 3. Encuentro de Buenos Aires: 12-17 de enero 1981.
4. Encuentro de Caracas: 30 de noviembre- 4 de diciembre de
1986. S. Encuentro de Conocoto: 30 de enero de 1988
6. Encuentro de San José de Costa Rica: 8 al 16 de julio
de 1991. 7. Encuentro de Bogotá: 30 de julio de 1993.
8. Encuentro extraordinario de Lima: 26-30 de septiembre de
1994.
He tenido la oportunidad de participar de los dos últimos
y, teniendo los diversos documentos, arriesgo a enjuiciar que
no todos tienen el mismo peso e importancia. Distintas épocas
y distintos contextos, con tantos hechos y eventos entremezclados,
diferentes étapas y distintos personajes (uno que otro
ha participado de casi todos ellos, siguiendo todavía
en la formación), nos desafían a buscar un hilo
conductor y unas claves hermenéuticas que nos abran una
puerta de entrada en esta casita que hemos ido construyendo
en estos catorce años de encuentros, experiencias, olvidos,
reinicios, fraternidad y esperanza.
A mí me parece que el gran hilo conductor que nos permite
adentrar en estos documentos (que representan un procesa de
toma de conciencia y práctica comunitaria, entre tensiones,
conflictos y alientos), es el esfuerzo de actualizar el Concilio
Vaticano II a nivel de la Orden en América Latina en
lo que toca a la formación.
Esta fue una de las intenciones de los creadores de la OALA
en 1969, dentro del proyecto de revisión de las Constituciones
y el "aggiornamento" de los Agustinos de América
Latina desde el clima generado por el espíritu conciliar,
aunque los objetivos no fuesen tan claramente explicitados en
esa línea Tras la Asamblea de Quito (1969) y del Encuentro
de Conocoto (1993), la OALA ha tenido distintos momentos y ha
vivido las tensiones de este esfuerzo para actualiza y adaptar
el .Concilio en nuestras circunscripciones. Los resultados no
han sido idénticos, habida cuenta del abanico pluricultural,
las distintas tradiciones, mentalidades y concepciones. Evidentemente
no hay espacio aquí para profundizarlos.
El Vaticano II tiene un rostro concreto en Latino América,
configurado en Medellín (1968), que se fue reinterpretando
en Puebla y Santo Domingo. La Orden, a nivel general, busca
la redefinición de su identidad en este complejo contexto
mundial de finales del siglo XX, tras la refontalizacion en
la herencia a,o 'niana haciendo hincapié en el pilar
clave de la vida comunitaria.
Las sociedades y pueblos latino-americanos han sufrido los
impactos de las transformaciones mundiales, buscando también
su identidad. No cabe, tampoco aquí" un análisis
de este proceso: los mismos documentos de la OALA nos dan una
idea de que todos, de alguna manera, estamos conscientes de
la marcha de los acontecimientos. Entre tantas transformaciones
y eventos, el Vaticano II, (al igual que Medellín, Puebla
y Santo Domino), no debe ser considerado como un evento periodístico
más: "Sucedió, pasó; no se hable más:
veamos que nos trae ahora el día".
Este es el momento de retomar los documentos en su más
amplio sentido: no sólo como punto de llegada, pero también
como punto de partida, es decir, asumir desafíos: apertura
de nuevas fronteras, diálogo y confianza en el futuro.
Esto significa retomar Medellín, Puebla y Santo Domingo.
Muchos son los retos y desafíos, evidentemente. Dentro
de ese prisma, despuntan los temas de la nueva evangelización,
las culturas, la siempre actual opción por los pobres,
la opción por los jóvenes, la familia, la ética,
la subjetividad, la modernidad, sólo para citar algunos.
Se ha comparado Conocoto a un "Pequeño Pentecostés"
e incluso, "lo que fue Vaticano II para la Iglesia, Medellín
para América Latina", así habrá de
ser Conocoto para la Orden en nuestro Continente. Precisamente
28 años después del Concilio Vaticano II, y 25
años después de Conferencia. ¿Estaríamos
retrasados en el tren de la historia? Hay quienes opinan que
sí. Prefiero decir que este es "nuestro kaírós":
momento propicio, de gracia, de conversión, y no hay
más tiempo que perder.
El hilo conductor para releer estos documentos: la búsqueda
a la fidelidad del Evangelio en los signos de los tiempos, en
el espíritu del Vaticano II, Medellín y Conocoto.
Ahora hay que buscar unas cuantas claves para abrir puertas
y ventanas y dejar que sople el Espíritu. Imagino dos
especies do claves: claves que abren desde fuera y claves que
abren desde dentro.
Claves que abren desde fuera:
- "Indignación Profética" delante las
sombras que oscurecen el rostro de Cristo visible en todo hombre
y mujer (empobrecimiento, deuda externa, culturas de muerte,
violencia, discriminación social y étnica. Cfr.
Y. Signos de los Tiempos que nos Interpelan: Bogotá,
1993).
- Fortalecimiento de las Culturas de Vida: son tantos los proyectos,
iniciativas y experiencias de fraternidad y solidaridad presentes
en tos movimientos a favor de la vida, de la reconstrucción
de la ciudadanía (Cf. El Agustino de L.A., en la Nueva
Evangelización hacia e12000. San José, 1991).
La opción por los pobres es, en ese sentido, el rostro
más expresivo de la inculturación (Bogotá,
1993).
- Solidaridad en la Esperanza: la gran riqueza de nuestros
países es precisamente sus "pobres"; despojados
de poder, placer y bienes materiales sólo les resta su
humanidad. Quizás sea esta la señal mas visible
de interpelación: los más de 600 millones de habitantes
de nuestro Continente, aplastante mayoría de pobres que
todavía tiene esperanza y lo demuestra en la increíble
capacidad de sobrevivir. La creatividad en la solidaridad sigue
generando vida.
Claves que sé abren desde dentro:
- Búsqueda de la propia identidad agustiniana: Este
es uno de los temas más explicitados en la serie de los
documentos, donde se habla de la necesidad de una "mística
agustiniana", elaboración del perfil del hombre
agustiniano para A.L., elaboración de programas específicos
de formación (Cf Cochabamba, 1980; Buenos Aires, 1981;
Conocoto,1986; San José, 1991; Bogotá, 1993).
En esa dirección, el cometido de adaptar la 'Ratio Institutionis"
de la Orden a la realidad de nuestra Asistencia será
una buena oportunidad de profundizar lo que hasta entonces se
viene estudiando, dentro de una - clara línea de colaboración
internacional.
- Apertura hacia nuevas fronteras: los documentos, en general,
reflejan las intuiciones del capítulo Intermedio de Dublín
(1974) y del Capítulo General de 1989, en sintonía
con las aspiraciones de la Iglesia L.A., cuando hablan de desafíos
como inserción, vocaciones en medios populares e indígenas,
austeridad de vida, compromiso efectivo con la transformación
de la realidad, trabajo con lo jóvenes, inculturación,
etc.
- Formación: piedra de toque de la revitalización
de la Orden en A.L.: Mucho se habló de la importancia
de la promoción vocacional y de la formación de
una manera integrada, de la necesidad de seguir con los encuentros,
de garantizar su continuidad procesual. No es suficiente con
quedarnos en bellísimos documentos; es preciso actuar..
Curiosamente, - o providencialmente-, fue en el Encuentro de
Conocoto (1986) donde se trazaron las grandes líneas
de lo que habrá de ser la formación en L.A. También
para la Asamblea de Conocoto (1993) se hicieron proposiciones
concretas de cara a la formación en Santafé de
Bogotá (1993), las cuales merecieron una adhesión
unánime de los Superiores Mayores.
Estas son, pues, junto con el hilo conductor, algunas claves
que pueden ayudarnos a leer estos documentos. Habrá otras
más agudas y perspicaces. Creemos cumplido, de esta manera,
lo que se determinó en el Encuentro de San osé
1991): elaboración de una carpeta acumulativa de lo hecho
hasta el momento en los Encuentros de OALA, instrumento importante
para garantizar la continuidad procesual de estas reuniones.
Belo Horizonte, 28 de agosto.de 1994 Fiesta de San Agustín
Fr. Luiz Antonio Pinheiro, osa.
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