b) “Se trata de
confirmar, renovar y revitalizar la novedad del Evangelio arraigado en nuestra
historia, desde un encuentro personal y comunitario con Jesucristo que suscite
discípulos y misioneros. Ello no
depende tanto de grandes programas y estructuras, sino de hombres y mujeres
nuevas en encarnen dicha tradición y novedad, como los discípulos de
Jesucristo y misioneros de su Reino, protagonistas de vida nueva para una
América Latina que quiere reconocerse con la luz y la fuerza del Espíritu.”