Dios no envía a nadie a este mundo para ser un inútil y un fracasado. En todos ha sembrado posibilidades insospechadas, capacidades latentes ilimitadas, facultades que cada uno puede
desarrollar y actuar. “¡Cuántas riquezas no oculta el
hombre dentro de sí y, sin embargo, no cava!”
(In ps. 76,9), afirma Agustín. “En el hombre hay
secretos ocultos para el mismo hombre en que están”
(Serm. 2,3). ¡¡¡TÚ PUEDES!!!