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Homilia 6 de Septiembre


Tout est grace  (Bernanos, “Diario de un cura de campaña”) 

A todos nos resultará familiar la interpretación que hiciera Juan Pablo II del texto del evangelio de hoy, en Novo Millennio Ineunte.  Al cerrar la Puerta Santa del Jubileo del año 2000, él nos recordó la osadía y la confianza que son necesarias al entrar en el Siglo XXI.  Es una Buena Nueva para nosotros, pescadores de hombres, especialmente en esta etapa inicial de nuestro Capítulo General. 

Leyendo este texto recordé la novela de Georges Bernanos, “Diario de un cura de campaña”, donde el desconocido sacerdote llega a su nueva parroquia.  Frente a la apatía y el desinterés, él siente que no tiene más que las manos vacías.  De la misma manera, Pedro no ha tenido una noche provechosa y sus redes están vacías. Tanto él como sus amigos están cansados y desilusionados, pero el hecho no está vacío de significado ni de un propósito específico.  Pedro ya tenía una relación cercana con Jesús, quien había curado a su suegra.  Pedro y sus amigos están a una distancia suficiente como para ver a Jesús.  Mientras preparan sus redes para que estén listas para el próximo día de trabajo, ellos pueden escuchar a Jesús.  Tal vez no estén escuchando atentamente pero son concientes de su presencia y Jesús de la de ellos.  Amablemente, Él les pide ayuda: ¿puedo subir en vuestro bote? ¿Podemos alejarnos de la costa?  Casi puedes ver la escena.  Prácticamente puedes escuchar las palabras claramente sobre el agua.  Así como el espíritu creador se cierne sobre las aguas del Génesis, la palabra creadora de Dios corre sobre las aguas de Genesaret, tocando las vidas y los corazones de los que la escuchan, no sólo en la orilla, sino también los mismos amigos que están en el  bote.  Luego, es tiempo de llevar a estos amigos a la profundidad del misterio: se termina el tiempo de las palabras, llega el tiempo de la acción: ‘Duc in altum…’ Navega mar adentro…  Esto pone a prueba a Pedro tanto en su experiencia profesional como en su creciente confianza en Jesús. 

De niño, con mi familia, íbamos de vacaciones al valle del río Tweed, en la frontera entre Inglaterra y Escocia.  De tanto en tanto veíamos regresar a los pescadores de salmón con sus redes llenas de estos peces, de las aguas abiertas del mar hacia río dónde habían nacido.  Para el ojo inexperto no había nada especial que ver, pero si te detenías a observar atentamente podías llegar a ver las aletas dorsales de los salmones aparecer en la superficie del agua.  El pescador debía estar muy atento al recoger las redes mientras maniobraba el barco para ponerlo en la posición correcta.  Desde donde él estaba no podía ver los peces en la red y debía seguir las indicaciones de otro colega que, sentado en una plataforma elevada, lo iba guiando para que red encerrara los peces mientras el barco atracaba.  En tantas ocasiones en las que observé estas maniobras, nunca vi la red vacía.  El éxito del trabajo se debía a que el colega tenía una perspectiva diferente y el pescador confiaba en su guía. 

De forma análoga, Jesús tiene una perspectiva diferente: Él ve los peces que están allí, pero ve mucho más allá de la pesca, Él ve más allá de los errores y los pecados pasados de Pedro.  De hecho, el trabajo que Jesús encomienda a Pedro  requiere algo más que el mismo Pedro: requiere no uno sino dos barcos, más manos, más corazones; en definitiva requiere toda una red de cooperación.  Lo que Jesús hizo fue ver y utilizar el material que estaba disponible: los barcos, los hombres, las redes, la pesca que aguardaba.  Pedro seguramente meditó sobre su fracaso; Jesús miró más allá de los elementos disponibles y de los fracasos.  Sería sencillo ser como el desconocido sacerdote de “Diario de un cura de campaña”, contemplando sus aparentes pobres recursos y diciendo que tenemos sólo ‘manos vacías’.  Así y todo, él y Pedro descubrieron y espero que nosotros descubramos que nuestras manos están llenas de los dones de Dios. Como el sacerdote en el Diario…descubramos que no tenemos las manos vacías de ninguna manera, sino que todo es gracias. 

(Jueves 6, Semana 22)