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ENCUENTRO CONTINENTAL DE EDUCADORES AGUSTINOS
Lima, 24-28 de Enero, 2005.

Discurso Inaugural

Ponencia:
Interculturalidad y Violencia

Ponencia:
La Interculturalidad Crítica como Proyecto Ético-Político

Ponencia
Riquezas Educativas de la Multiculturalidad

El Proyecto Educativo Agustiniano

Discurso de Clausura


LA INTERCULTURALIDAD CRÍTICA COMO PROYECTO ÉTICO-POLÍTICO


Fidel Tubino (Filósofo; Universidad Católica del Perú)

La lógica de la globalización del modelo neo-liberal de economía de mercado es la lógica de la concentración del capital. Es por ello que el crecimiento económico que la globalización neo-liberal genera , no puede sino producir concentración de riqueza y por lo tanto pobreza creciente. Crecimiento económico con inequidad social : éste es el resultado al que inevitablemente conduce la lógica de la concentración del capital de la globalización neo-liberal hoy en marcha. El modelo neo-liberal no tiene capacidad de resolver los problemas de injusticia social y cultural que la inequidad genera. Las políticas de focalización y de lucha contra la pobreza son un paliativo que no soluciona nada , pues buscan resolver los problemas de injusticia social y cultural dentro de la lógica del modelo vigente. En nuestros países el modelo neo-liberal se encuentra por ello fuertemente cuestionado desde los movimientos sociales en general, y desde los movimientos indígenas en particular.

Es en este contexto que ha surgido en los últimos años el discurso sobre la interculturalidad en América Latina, como un componente de los programas de educación bilingüe en zonas rurales de alta concentración indígena. Estos programas han generado simpatías y antipatías muy fuertes entre sus usuarios indígenas. En la región amazónica la educación bilingüe intercultural ha generado muchas simpatías entre los indígenas. Ellos son los primeros en reclamar al derecho a la diferencia , a una educación que contribuya al fortalecimiento de sus propias identidades.

En la región andina la respuesta es más bien ambivalente. Hay amplios sectores de población que ven en la educación bilingüe intercultural una educación discriminadora, una educación que no contribuya a sus usuarios a salir de la pobreza extrema en que se encuentran. Ellos no quieren que les ofrezcan una educación diferente a la que se ofrece en las ciudades, pues secularmente , en la sierra peruana, se ha diferenciado a los indígenas , no para respetarlos, sino para humillarlos y tratarlos como seres inferiores. Hay otros sectores que ven en la educación bilingüe intercultural una nueva estrategia del capitalismo para invisibilizar los problemas de reales de la gente y mantener el estatus quo. A primera vista parecería que se trata de una crítica equivocada y totalmente desenfocada. Pero no es del todo así. Varias veces me he preguntado cuál es la función que está cumpliendo la EBI en el Perú y cuál la que podría cumplir y no está cumpliendo ? O, qué tipo de educación bilingüe intercultural estamos ofreciendo que está generando este tipo de reacciones ?

Creo que estamos ofreciendo una EBI que responde a un concepto de la interculturalidad que no cuestiona las reglas de juego y es perfectamente compatible con la lógica del modelo neo-liberal existente. Llamo a este tipo de interculturalidad, " interculturalidad funcional" y trato de diferenciarla de la " interculturalidad crítica ". El presente trabajo trata en un primer momento justamente de explicitar y analizar esta diferencia, para, a partir de ella, en un segundo momento profundizar en el concepto de interculturalidad crítica como proyecto ético-polìtico de acción transformativa y democracia radical.

1.- Interculturalidad y democracia inclusiva .-


- Desde la filosofía, la interculturalidad alude - más que a una utopía abstracta- a un proyecto societal viable en el tiempo de democracia radical . Interculturalidad es en este contexto sinónimo de construcción de ciudadanías interculturales y de democracias multiculturales. La Interculturalidad es, pues, una oferta ético-política de democracia inclusiva de la diversidad alternativa al carácter occidentalizante de la modernización social. No se trata de un anti-modernismo o de un pre-modernismo camuflado. La Interculturalidad como proyecto societal de democracia radical no es un antes sino un después de la Modernidad. Por ello, los filósofos que han reflexionado sobre el tema nos recuerdan que no hay que confundir la interculturalidad ni con el llamado nostálgico a un pasado idealizado que nunca existió (la utopía arcaica) ni con el rechazo maniqueo y en bloque a la Modernidad Occidental. Lo que se rechaza en la modernización es su sesgo homogeneizante y occidentalizador. Optar por la interculturalidad como proyecto societal es optar por "crear formas nuevas de modernidad." Lo que está en juego y en discusión, entonces, es la posibilidad de crear y recrear la modernidad desde múltiples tradiciones.

. Desde estos discursos sobre la interculturalidad existentes en el Perú actual creemos que es posible y necesario construir un concepto que - recogiendo los principales aportes de cada uno de ellos- nos sirva para identificar los lineamientos claves que hay que seguir para ofrecer una Educación Intercultural abierta a las diferencias y flexible a las circunstancias a nivel de todo el sistema educativo nacional.

- El nuevo concepto y enfoque de la interculturalidad que la educación necesita parte de una diferenciación muy clara entre lo que es el interculturalismo funcional y lo que puede y debe ser el interculturalismo crítico. Las diferencias entre el interculturalismo funcional y el interculturalismo crìtico no son nominales, son sustantivas. En Bolivia, al interculturalismo funcional lo denominan interculturalismo neo-liberal. El interculturalismo funcional no es otra cosa sino el multiculturalismo anglosajón de la acción afirmativa y la discriminación positiva. La diferencia con el interculturalismo crítico que el país reclama y necesita es clave. Mientras que en el interculturalismo funcional se busca promover el diálogo y la tolerancia sin tocar las causas de la asimetría social y cultural hoy vigentes, en el interculturalismo crítico se busca suprimirlas por métodos políticos, no violentos. La asimetría social y la discriminación cultural hacen inviable el diálogo intercultural auténtico. " … No hay por ello que empezar por el diálogo, sino con la pregunta por las condiciones del diálogo. O, dicho todavía con mayor exactitud, hay que exigir que el diálogo de las culturas sea de entrada diálogo sobre los factores económicos, políticos, militares, etc. que condicionan actualmente el intercambio franco entre las culturas de la humanidad. Esta exigencia es hoy imprescindible para no caer en la ideología de un diálogo descontextualizado que favorecería sólo los intereses creados de la civilización dominante, al no tener en cuenta la asimetría de poder que reina hoy en el mundo " . Para hacer real el diálogo hay que empezar por visibilizar las causas del no-diálogo. Y esto pasa necesariamente por un discurso de crítica social.


- El enfoque de la educación que se desprende de la interculturalidad crítico- liberadora es disfuncional, o, en otras palabras, no es funcional al modelo societal vigente.. Desde este enfoque no se puede ni se debe disociar interculturalidad de ciudadanía. El enfoque de la interculturalidad crítica en la educación es un enfoque que prioriza en ella la formación de ciudadanas y ciudadanos interculturales comprometidos en la construcción de una democracia multicultural inclusiva de la diversidad en nuestro país

2.- La ciudadanía intercultural es la base del pacto social de las democracias inclusivas de la diversidad.-

Es necesario apostar por una interculturalidad entendida como base del nuevo pacto social que la sociedad peruana reclama y necesita con urgencia para construir una democracia viable sobre fundamentos sólidos y durables en el tiempo. Es necesario recordar que, sin diálogo intercultural, no es posible la auténtica unidad nacional. En ciertos sectores de la sociedad se ve con desconfianza la educación bilingüe intercultural porque se piensa que fracciona la identidad nacional y promueve la fragmentación social y cultural de la nación peruana. Pero es al revés. La EBI no promueve la fragmentación del país ni los enfrentamientos étnicos. Bien entendida, la EBI promueve el diálogo intercultural como forma de ir construyendo el nuevo pacto social que la Nación peruana demanda y cuya ausencia el Informe de la CVR ha puesto en evidencia. Pero la interculturalidad debe ser comprendida como un discurso no exclusivamente vinculado al diálogo entre culturas, sino que debe ser vista como un discurso preocupado por explicitar las condiciones para que ese diálogo se dé. Y esas condiciones son de índole social, económica y educativa, además de cultural.


El Perú es un país social y culturalmente fracturado; atravesado por fisuras estructurales que dificultan la convivencia armónica. Necesitamos, por ello, hilvanar el tejido social, refundar el pacto social y hacerlo inclusivo de la diversidad. Un pacto social excluyente de las mayorías postergadas socialmente y silenciadas lingüística y culturalmente no tiene capacidad de generar un proyecto nacional de ancha base. No tiene, en una palabra, legitimidad social. El pacto social al que aspiramos debe, por el contrario, ser incluyente de la diversidad; debe ser capaz de visibilizar las diferencias como valiosas, de recoger las expectativas y las demandas razonables de todos los peruanos, debe -en pocas palabras- expresar el consenso desde el reconocimiento de las diferencias. En el Perú -debido a los estereotipos negativos vigentes- se ha hecho costumbre social y hábito político la exclusión de la problemática indígena y de sus legítimos representantes en el debate público y la agenda nacional. Un auténtico pacto social que sea sustento de un proyecto nacional de ancha base y permanente en el tiempo pasa necesariamente por la visbilización de la diversidad étnica y cultural que nos conforma. La invisibilización de las lenguas y culturas sólo conduce a la desunión y al fraccionamiento de la sociedad. Es por ello que, en el Perú, el pacto social pasa necesariamente por un diálogo intercultural de ancha base y de doble vía. La educación ciudadana intercultural es la que nos prepara para ello.